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Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: The Little Book of Common Sense Investing: The Only Way to Guarantee Your Fair Share of Stock Market Returns
Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.
ISBN: 9781119404507
Editorial: Deusto
La historia nos afirma que la estrategia de inversión más simple y eficiente es comprar a bajo costo y mantener acciones de empresas que cotizan en la bolsa.
Pero la verdadera fórmula del éxito a la hora de invertir es abarcar la totalidad del mercado y, a la vez, minimizar significativamente los costes de la intermediación financiera. Eso es lo que ofrecen los índices, y lo que este libro explica.
El autor pone a tu disposición los mismos elementos, valores, estructuras y estrategias que años atrás formaron el mayor gestor de fondos de inversión del mundo, Vanguard, para que te enriquezcas.
¿Te animas a lograrlo?
El éxito en las inversiones está relacionado con el sentido común. Es simple, pero no es fácil.
La aritmética simple sugiere, y la historia lo confirma, que la estrategia ganadora es la de poseer todos los negocios que cotizan en bolsa del país a un coste muy bajo. Con ello, te garantizas capturar casi la totalidad de los rendimientos que estos generen en forma de dividendos y beneficios.
La mejor manera de implementar esta estrategia es adquirir un fondo que invierta en esta cartera y mantenerla para siempre. A este tipo de fondos se los conoce como fondos indexados, y son simplemente una cesta (cartera) en la que hay muchas acciones, diseñada para replicar el rendimiento general de cualquier mercado financiero o sector del mercado.
Los fondos indexados eliminan el riesgo de las acciones individuales, los sectores de mercado y la selección del gestor. Solo permanece el riesgo de mercado.
El fondo indexado compra una participación en cada acción del mercado en proporción a su capitalización y la mantiene para siempre.
Gracias al crecimiento, la productividad, la inventiva y la innovación de nuestras corporaciones, el capitalismo crea riqueza, un juego de suma positiva para sus propietarios. Invertir en acciones es una estrategia ganadora.
La maravillosa magia de la capitalización de rentabilidades que se refleja en la productividad de largo plazo de las empresas estadounidenses se traslada a las igualmente maravillosas rentabilidades de la bolsa. Pero esas rentabilidades son superadas por la poderosa tiranía de capitalizar los costes de inversión.
Mientras que los inversores que menos negocian tienen una escasa probabilidad de capturar las rentabilidades de mercado, los que más negocian están condenados al fracaso. Los inversores en fondos confían en que podrán seleccionar fácilmente gestores de fondos superiores. Se equivocan.
Para los que invierten y después se retiran del juego sin pagar nunca un solo coste innecesario, las probabilidades a favor del éxito son asombrosas. Simplemente porque son propietarios de empresas, y estas, como grupo, ganan rentabilidades sustanciales sobre su capital y pagan dividendos a sus dueños.
El juego de los ganadores es invertir en empresas y abstenerse de jugar al de los perdedores tratando de batir el mercado. Puedes empezar la tarea usando tu propio sentido común, comprendiendo el sistema e invirtiendo con los únicos principios que eliminarán sustancialmente todos sus costes excesivos.
Luego, ante cualquier rentabilidad que nuestras empresas tengan la generosidad de entregar en los años futuros, al estar reflejadas en nuestros mercados de acciones y bonos, tendrás la garantía de ganar tu parte equitativa. Cuando comprendas estas realidades, verás que solo se trata de sentido común.
La inversión exitosa tiene que ver con invertir en empresas, y así cosechar las enormes recompensas que ofrecen los dividendos y el crecimiento de los beneficios de las empresas de nuestra nación y del mundo.
Cuanto mayor sea el nivel de su actividad inversora, mayor será el coste de la intermediación financiera y los impuestos, y menor será la rentabilidad neta que los propietarios de empresas recibirán como grupo. Cuanto menor sea el coste en que incurran los inversores como grupo, mayores recompensas cosecharán.
Para realizar las rentabilidades generadas por las empresas en el largo plazo, el inversor inteligente minimizará los costes de la intermediación financiera. En eso consiste la indexación.
La historia revela el esencial vínculo entre las rentabilidades capitalizadas de largo plazo que consiguen las empresas, la rentabilidad por dividendo anual más la tasa anual de crecimiento de los beneficios, y las rentabilidades capitalizadas conseguidas por el mercado de acciones estadounidense.
El motivo por el que las rentabilidades anuales de las acciones son tan volátiles son, en gran parte, las emociones de invertir. Podemos medir estas emociones mediante la ratio de precio/beneficios (PER por sus siglas en inglés), que mide el número de dólares que los inversores están dispuestos a pagar por cada dólar de beneficios.
Así como la confianza de los inversores va y viene, los múltiplos PER suben y caen. Cuando domina la avaricia, vemos PER muy altos. Cuando la esperanza prevalece, los PER son moderados. Cuando el miedo toma las riendas, los PER son muy bajos.
Las oscilaciones en las emociones de los inversores descarrilan momentáneamente la tendencia alcista de largo plazo en los fundamentos económicos de la inversión.
La rentabilidad de las acciones depende, casi por completo, de la realidad de las rentabilidades de la inversión que consiguen nuestras corporaciones. La percepción de los inversores, reflejada en la rentabilidad especulativa, y las emociones se disuelven.
Hoy en día, la mayoría de los activos indexados se concentran en fondos indexados clásicos que representan un amplio sector de la bolsa estadounidense, un sector amplio de la bolsa internacional, y un sector amplio del mercado de bonos estadounidense.
El mercado real es el de la inversión. La única conclusión lógica es que la bolsa es una distracción gigantesca que hace que los inversores se concentren en expectativas de inversión transitorias y volátiles en lugar de la capitalización gradual de las rentabilidades conseguidas por los negocios de las corporaciones.
Las rentabilidades conseguidas por las corporaciones cotizadas que componen la bolsa deben ser necesariamente iguales a las rentabilidades agregadas brutas conseguidas por todos los inversores como grupo en ese mercado.
Las rentabilidades netas conseguidas por estos inversores deben ser necesariamente menores que las rentabilidades brutas en una cantidad equivalente a los costes de intermediación en los que incurren.
Nuestro sentido común nos dice lo obvio: en tanto que poseer la bolsa en el largo plazo es un juego de ganadores, batir el mercado es un juego de perdedores.
Un fondo que engloba a todo el mercado tiene garantizado sobrepasar con el tiempo las rentabilidades conseguidas por el conjunto de los inversores. Una vez que admites este hecho, te das cuenta de que el fondo indexado tiene garantizado ganar no solo con el tiempo, sino cada año, cada mes y semana, incluso cada minuto del día.
Independientemente de si el marco temporal es de corto o largo plazo, la rentabilidad bruta de la bolsa, menos los costes de intermediación, es igual a la rentabilidad neta conseguida por el conjunto de los inversores. Si los datos no demuestran que la indexación gana, entonces, los datos son erróneos.
Las dos fuentes de las rentabilidades superiores del fondo indexado son la diversificación más amplia posible y los costes más pequeños posibles.
Cuando los fondos de acciones de pequeña y mediana capitalización se adelantan al mercado total, el fondo del Índice total del mercado parece quedarse atrás. Cuando las acciones de pequeña y mediana capitalización se retrasan respecto al mercado, el fondo indexado luce formidable.
Todos los inversores, como grupo, necesariamente deben conseguir la rentabilidad de mercado, pero solo antes de que se deduzcan los costes de invertir.
Tenemos estas dos certezas:
Las rentabilidades conseguidas por los inversores en agregado son, inevitablemente, menores que aquellas realizadas en nuestros mercados financieros.
La desalentadora ironía de la inversión es que el conjunto de los inversores no solo no conseguimos aquello por lo que pagamos, sino que obtenemos precisamente aquello por lo que no pagamos. De forma que, si no pagamos nada, lo obtenemos todo. Tan solo es sentido común.
En el campo de las inversiones, el tiempo empeora la situación. En lo que respecta a las rentabilidades, el tiempo es tu amigo. Pero en lo que respecta a los costes, el tiempo es tu enemigo.
El fondo indexado está ahí para garantizar que ganarás tu parte proporcional de cualquiera de las rentabilidades que consigan nuestras empresas y se pague nuestra bolsa.
La belleza del fondo indexado reside no solo en sus gastos bajos, sino en la eliminación de todas esas elecciones tentadoras de fondos que prometen tanto y entregan tan poco.
La fórmula ganadora para tener éxito en la inversión es poseer toda la bolsa a través de un fondo indexado y luego no hacer nada, solo seguir el plan.
Por un lado, seleccionar fondos de renta variable ganadores en el largo plazo tiene las mismas probabilidades de éxito que buscar una aguja en un pajar.
Por otro lado, seleccionar fondos ganadores basándonos en su rendimiento en periodos de plazo relativamente corto en el pasado es muy probable que nos lleve, si no al desastre, por lo menos a la decepción.
Si los asesores se limitan a seleccionar fondos con los costes totales más bajos, esa decisión será acertada. Si son lo suficientemente expertos para darse cuenta de que los fondos con alta rotación de cartera son altamente ineficientes desde el punto de vista fiscal, aprovecharán importantes ahorros adicionales para ti en costes de transacción e impuestos.
Si unen todas esas estrategias y hacen hincapié en los fondos indexados de bajo coste, como hacen muchos asesores, mejor para sus clientes.
En mercados ineficientes, los gestores más exitosos pueden conseguir rentabilidades inusualmente grandes. Pero el sentido común nos dice que por cada gran éxito debe haber también un gran fracaso.
Mira antes de saltar a escoger el sector de mercado en el que apostar. Puede que no sea tan excitante, pero invertir en el clásico fondo indexado a la bolsa es la estrategia definitiva. Tiene la certeza matemática que lo marca como el patrón oro de la inversión. Simplemente, evita la complejidad, confía en la simplicidad, saca los costes de la ecuación y confía en la aritmética.
La inversión indexada en fondos de renta variable y renta fija, de gestión pasiva, ampliamente diversificados y de bajo coste ha demostrado ser un notable éxito comercial.
Sabemos que debemos empezar a invertir en el momento más temprano posible y continuar invirtiendo regularmente desde entonces en adelante. Sabemos también que invertir conlleva riesgo y no invertir nos condena al fracaso financiero.
Conocemos las fuentes de rentabilidad de los mercados de acciones y bonos, y ese es el principio de la sabiduría.
El riesgo de seleccionar valores específicos, al igual que el riesgo de seleccionar tanto gestores como estilos de inversión, puede ser eliminado por la diversificación total ofrecida por el fondo indexado clásico. Solo permanece el riesgo de mercado.
Conocemos que los impuestos importan, y que estos, al igual que los costes, deben minimizarse.
Ni batir el mercado ni elegir exitosamente los momentos de entrada en el mercado pueden generalizarse sin autocontradicción. Lo que puede funcionar para unos pocos puede no funcionar para muchos. Analiza bien tus opciones.
Las clases alternativas de activos como los fondos de cobertura no son realmente alternativos, sino simples fondos de capital que invierten, sobreinvierten o desinvierten en las mismas acciones y bonos que forman la cartera del inversor típico.
Así y todo, nunca podremos tener la certeza de cómo será nuestro mundo mañana, y menos aún sobre cómo será dentro de una década. Pero con una asignación de activos inteligente y elecciones de inversiones sensatas, estarás preparado para los inevitables baches a lo largo del camino y deberás pasar sobre ellos.
La tarea sigue siendo ganar nuestra parte alícuota de cualquier rentabilidad que nuestras empresas sean lo bastante generosas como para proveer en los años venideros.
Como has podido comprobar hasta aquí, este libro te brinda herramientas para repensar cómo solías invertir, en caso de que ya lo hayas hecho, y cómo generar mayor riqueza a través de los fondos indexados.
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Fundador de The Vanguard Group, una de las mayores empresas de fondos de inversión del mundo, que comprende más de 120 fondos con un patrimonio total de más de un billón de dólares. Está considerado por la r... (Lea mas)
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